Comúnmente mencionado como uno de los candidatos a desaparecer debido al incremento del nivel de los océanos como resultado del calentamiento global, una nueva medición a partir de datos de satélite indica que la superficie de Tuvalu se ha incrementado en las últimas 4 décadas en 73,5 ha (un 2,9%).
Tuvalu es un país insular del Pacífico formado por 101 islas de arrecife y 9 atolones, que en su punto más elevado no supera los 5 metros de altitud. Su área total es de 26 km2 y tiene 24 km de costas. De manera que en principio es un lugar muy vulnerable a tormentas y ciclones, así como a la erosión usual provocada por las olas con un mar creciente. Sin embargo, estos no son los únicos factores que afectan a la geomorfología del país oceánico.
Un estudio de la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda, realizado por los geógrafos Paul Kench y Murray Ford muestra que 8 de los atolones y más de 70 islas de arrecife de coral han aumentado en tamaño desde 1971 a 2014. Aunque suene contrario al sentido común, Paul Kench indica que la situación es bastante más compleja de lo que en principio puede parecer: “Se tiende a pensar en los atolones como accidentes geográficos estáticos que simplemente serán inundados según sube el nivel del mar, pero hay cada vez más evidencia de que estas islas son geológicamente dinámicas y están cambiando constantemente”.
La expansión de las islas se debe principalmente a nuevos sedimentos traídos por las olas y las tormentas, que contrarrestan la erosión causada por el incremento del nivel del Océano Pacífico en la zona. Este se cifra en 3.90 mm/año, el doble de la media global.
Según ambos geógrafos, esto no significa que el aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático haya dejado de ser un problema para las islas de baja altitud. Las tormentas y ciclones seguirán provocando inundaciones, pero es probable que la pérdida de territorio no sea la razón principal para abandonar el país.
Tal vez puede ayudar a repensar la forma de afrontar el futuro, tal y como propuso el primer ministro tuvaluano Enele Sopoaga en la Conferencia de las Partes 21 de París a finales de 2015: Hay esperanza en que no sea una cuestión de rendirse y huir a Australia o Nueva Zelanda.
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